line decor
  
line decor
 

 
 Home 
 
 


 Dioses Imperfectos

 

Capítulo III

El resto de la noche se me hizo realmente largo. Obviamente no pude pegar un ojo y apenas podía contenerme  de hacer unas cuantas llamadas telefónicas. Necesitaba hacer algunas averiguaciones y acudí a mi biblioteca en busca de antecedentes. Debía saber todo lo que pudiera sobre los recursos mineros de la zona. También navegué por  Internet en procura de datos.

-Tal vez no se trate de oro sino de petróleo- pensé al enterarme de que en 1950 Estados Unidos era el primer productor mundial de petróleo y entonces producía casi la totalidad del petróleo que consumía. Actualmente es el primer consumidor del mundo (casi un cuarto del petróleo que se extrae en todo el mundo) y no llega a producir ni la mitad de lo que necesita. Fuera de los países musulmanes, el oro negro sólo abunda en Venezuela y algunos países de la ex Unión Soviética. En menor medida lo hay en China, Libia y México, ello implica que en pocos años el líquido negro y barroso que mueve al mundo estará concentrado en tan pocas manos, y será un elemento tan escaso en los Estados Unidos, que no es difícil entender la razón de las guerras que el mundo  tuvo en el siglo anterior y en éste. Y todo hace suponer que  habrá más, pues la elite que gobierna al mundo nunca dejará de controlar la energía, porque esa es su forma más fácil de tener el poder absoluto.

Ya a las siete de la mañana consideré que era prudente hora para realizar un par de llamados.
-Hola flaquita, soy yo, Claudio.
-¡Clau! ... ¿Te caíste de la cama?
-Creo que es más acertado decir que me tiraron de la cama.
-¿Qué pasó?, no te veo a vos en un lío de polleras.
-Mirá, por el momento no puedo darte detalles, y menos por teléfono, pero necesito que me digas qué información tenés de los tipos que están explorando minerales en las tierras de la Tata Fique, atrás del basural.
-Mmmm ... ¿Vos decís por el camino de la Estancia El Túnel? ...No tengo mucho dato, en verdad es difícil hasta acercarse a la zona.
-¿Y qué sabés?, ¿tienen autorización del gobierno para explorar?
-Entiendo que sí, hay quienes dicen haber visto que llevaron varias máquinas enormes, supongo que todo eso debió pasar por aduana, además, vos lo sabes mejor que yo, la propiedad minera es del estado provincial.
-¿Y qué más sabés?
-No mucho más, pero si me das tiempo puedo averiguarte algo.
-Bien, te llamo en una hora.
-¡Pará! ... qué una hora?, necesito por lo menos un par de días.
-Te llamo en una hora …

Sabía que no era sencillo obtener información pero no podía contener mi ansiedad y pensé que cortar era la mejor forma de apurar a mi informante. Decidí darme una ducha para despabilarme y tratar de ordenar mis pensamientos. -En verdad debe tratarse de algo grueso, de no ser así Alberto no me hubiera llamado a las tres de la madrugada. Ahora bien, el lío comenzó cuando ellos creyeron que yo los estaba espiando. Eso indica que en verdad son bastante bolsudos pués, ¿A quién se le podría ocurrir que un espía podría utilizar un parapente para pasar inadvertido?- pensé.

Mientras dejaba caer el agua de la ducha sobre mi calva cabeza, mi mente, lejos de relajarse, trabajaba a mil. -Bien, como primera conclusión debo decir que estoy ante bolsudos duros, lo cual era una alquimia peligrosa. Pero ... ¿Por qué ocultar una exploración de metales preciosos? Si ello fuera así, qué podría esperarse de quienes están explotando el yacimiento Bajo La Alumbrera en Catamarca o el de Cerro Vanguardia en Santa Cruz?
Mi olfato me indicaba que se trataba de algo más grueso. ¿Pero qué?
El teléfono sonó otra vez, y ahora me sacaba de la ducha. Debí correr para evitar que al quinto llamado el contestador automático me arrebatara la comunicación. Desnudo y completamente mojado bajé los escalones de a dos...

-Hola.
-Soy  yo, Fer.
-¡Flaquita de fierro!, ¿qué  averiguaste?
-Nos vemos en quince minutos, te espero en la pasarela Fique, camino del aeropuerto viejo.
-Esperá, no cortes, adelantame algo.
-Sólo quince minutos .... en la pasarela.
-Fer ... Fer ... ¿estás?   Fer  ...-  cortó.
Eso confirmaba mis sospechas. Estaba ante algo groso, o mejor dicho, en medio de algo groso. Fernanda no era de esas minas de arrugar, y por el tono de voz parecía muy asustada. No tardé mucho en ponerme ropa. Salí de casa sin siquiera peinarme (bueno, en verdad mi poco pelo no requería de mucha labor).

El sol comenzaba a dominar un cielo divinamente celeste. Sin nubes.
Las calles estaban solitarias pero la verdad es que me parecía ver un tipo armado detrás de cada columna de alumbrado. Confieso que comenzaba a sentir miedo.

-Hola Fer, ¿hace mucho que llegaste?
-Caminemos- dijo Fernanda sin responder a mi pregunta.
-Decime la verdad, ¿en que lío estás metido?
-Para serte honesto, no lo sé, todo lo que puedo decirte ...
-¡Todo lo que puedo decirte no, contamelo todo!

Mientras caminábamos por la pasarela camino al aeropuerto viejo, expliqué a mi amiga lo sucedido desde la madrugada, con lujo de detalles ...
-... Y eso es todo- concluí.
-No, eso no es todo, lo cierto es que lo del oro es puro pretexto.
-Petróleo, se trata de petróleo. Lo sabía.
-No.
-¡Eh! No me vas a decir que se trata de uranio.
-No.
-¿Diamantes?
-No. No se trata de algo material, bueno, por lo menos no de minerales o metales preciosos…
-Bueno, creo que ahora sos vos la que tenés que desembuchar.
-Mirá, después de que vos me llamaste hice un par de averiguaciones, la primera me confirmó que no se trata de oro ni nada que se le parezca, pero lo más desconcertante es lo que me contó mi segundo contacto.

-¿Quién era?
-Por el momento prefiero no decírtelo.
-Dale flaca, no olvides que mi vida corre peligro.
-Por eso mismo, porque tu vida está en peligro no voy a darte nombres, y además por eso te voy a exigir que te olvides de todo esto.
-¡Que me olvide de esto! ... pero ... ¿vos estás mamada?
-Mirá Claudio, la cosa es más complicada de lo que vos podés imaginar, yo sé por qué te lo digo, esto es más peligroso que el caso de las escuchas telefónicas de la Marina que yo denuncié por el diario, ¿te acordás?
-Y cómo no me voy a acordar si casi te borran por eso.
-Bien, me alegra que te acuerdes de ello, porque esto que está pasando ahora es mil veces más jodido.
-Bueno, ¿qué te parece si te relajás y le contás algo a tu amigo del alma?

Ella me miró a los ojos y por enésima vez tuve deseos de reventarle la boca de un beso. Pero como tantas otras veces me contuve.
Fernanda era dueña de un cuerpo despiadadamente sensual, un largo cabello rubio (naturalmente rubio) y de unos enormes ojos celestes. Por otro lado, la naturaleza la había dotado de una sublime inteligencia.
Preciosa, inteligente, sagaz. Me resultaba más que agradable estar con ella, de hecho hasta llegué a considerarla mi “Otra mitad” y ese detalle era el que no me permitía comprender su lesbianismo.
 -Se trata de fuerzas, energías, o como quieras llamarle.
-¿Energías alternativas?... energía solar ... geotérmica ...
-Espirituales.
-¿Energías espirituales?
-De eso se trata, energías espirituales capaces de cambiar al mundo.
Fernanda volvió a mirarme a los ojos, pero ésta vez con ternura. El sol se reflejaba en sus cabellos como un niño jugando con las olas del mar
-Por eso te pido y  te ruego, que no te metas en esto.
-Pero ...
-¡Pero nada!, es más, en un par de horas me voy a Córdoba, alquilé una casita con pileta y vos te venís conmigo.
-En éste momento nada me gustaría más- dije olvidando una vez más sus hábitos sexuales.
-Bien, vamos a casa a hacer las valijas- dijo tomándome del brazo.
-No, no puedo, estoy cubriendo la feria del Tribunal.
-¡Diablos que sos cabezón!, entonces vas a prometerme que te vas a olvidar del asunto. ¿Sí?
-Si mi amor, te lo prometo- dije cruzando mis dedos y acercando mi rostro  al suyo hasta casi rozarle los labios.

 

 

 

 

 

 
 

 

 

Aquieralo desde cualquier lugar del mundo por

bajalibros.com

e books